EXPOSICION DEL ESCULTOR VAQUERIZO GARETA
LUGAR: CENTRO CIVICO UNIVERSIDADFECHA: SEPTIEMBRE 2008
La Real Academia de la Lengua admite como definición de la palabra zambullir a la acción de concentrarse o meterse de lleno en una actividad o situación. De esta manera, a modo de zambullida, podríamos considerar la irrupción de Alfonso en el apasionante arte de la escultura.
Desde hace unos pocos años, y tras un periodo de formación, viene desarrollando conceptos, ideas, técnicas, en general peldaños que ayudan a la formación de cualquier artista.
A pesar de que el inicio ha sido tardío, no por ello se encuentra alejado de la ilusión que caracteriza a cualquier principiante. Ello lejos de ser un inconveniente considero que puede suponer cierta ventaja, ya que la experiencia en otros aspectos puede enriquecer este apasionante mundo.
Bajo la influencia de corrientes y autores modernos y otros no tanto, en general sus obras pretenden la búsqueda de la belleza, en la mayoría de las veces a través de la abstracción.
Por lo general, un artista no aparece de forma espontánea, sino que es el estudio y la formación lo que ayudan a que un artista se haga más que nazca, salvo muy contadas y afortunadas excepciones, para el disfrute del mundo.
La búsqueda de la belleza a través de las formas, las texturas, el color puede ser el objetivo, antes que la sorpresa o la reflexión por parte del receptor. Sencillamente el dejarse llevar por aquello que perciben los sentidos sin más y que a su vez sea del agrado del que percibe. Lejos de conceptos artísticos guiados por sembrar desconcierto o incluso a veces repulsa, sus obras pretenden ser más remanso que marea y brisa más que cierzo. Casi siempre de la mamo de las formas, del material y de la inspiración con más o menos acierto.
A través de sus años de formación ha aprendido a captar las ideas que otros grandes han plasmado en sus obras, sin pretender imitarlos, si que es cierto que ese poso aflora antes o después. Con nuevas reinterpretaciones que sin duda es la esencia del arte. Continuar el camino después de otros y así indefinidamente, aunque se sigan líneas ya anteriormente marcadas. Pues antes o después aparecerá ese germen que otros continuarán en su evolución.
A veces con todo esto no es suficiente y es el envejecimiento, como los buenos caldos, lo que hace al objeto y al artista que adquiera madurez y sobriedad en el contenido y experiencia en sus formas. Sin embargo, y al revés de como sucede en el discurrir diario, aquí no existe la prisa. Solamente el tiempo, el artista y su obra son los que marcan el ritmo temporal.
No vamos a encontrar sorpresas pero si que espero alegrías al observar obras en las que impera la búsqueda del placer a través de la vista.